Publicado el marzo 15, 2024

Rescatar a las artistas olvidadas exige más que indignación: requiere una metodología de investigación rigurosa para reescribir la historia del arte desde sus cimientos.

  • La clave está en la «lectura a contrapelo» de archivos y el uso de bases de datos digitales para encontrar pruebas (cartas, registros) que reviertan atribuciones erróneas.
  • El análisis debe conectar vida y obra sin caer en el determinismo biográfico y evitar juzgar el pasado con la moralidad del presente.

Recomendación: La misión final es transformar el hallazgo en conocimiento público a través de catálogos razonados y una curaduría decolonial que desafíe la narrativa dominante.

La historia del arte, tal como la conocemos, es un relato incompleto. Al recorrer las salas de los grandes museos o las páginas de los manuales canónicos, una ausencia resuena: la de las mujeres artistas. Durante décadas, la respuesta a esta omisión se ha limitado a crear listas de «grandes artistas olvidadas», un gesto reparador pero insuficiente. Estas listas, aunque necesarias, a menudo perpetúan una visión fragmentada y no abordan el problema de raíz: la estructura misma del conocimiento histórico-artístico que facilitó y perpetúa su exclusión.

El desafío para la investigadora o el estudiante de arte de hoy no es solo lamentar el borrado, sino desmantelar activamente sus mecanismos. ¿Cómo pasamos de la denuncia a la reconstrucción? La respuesta no está en la opinión, sino en el método. Se trata de una labor casi detectivesca, una praxis archivística feminista que requiere herramientas específicas para leer entre líneas, conectar puntos aparentemente inconexos y, finalmente, devolver una firma, una carrera y una identidad a obras que quedaron huérfanas o, peor aún, fueron atribuidas a padres, maridos o maestros.

Este artículo no es una lista más. Es una caja de herramientas metodológica, un manual de campo para quien desea emprender la tarea de reescritura histórica. Exploraremos las estrategias para deconstruir el canon eurocéntrico, las técnicas para hallar documentos inéditos en archivos digitales y físicos, y los marcos éticos para analizar y exponer estas obras recuperadas sin repetir los vicios del pasado. Se trata de un proceso riguroso que va desde la búsqueda de una carta amarillenta en un legajo hasta la concepción de una exposición que cambie nuestra manera de mirar.

Este recorrido metodológico está diseñado para guiar al investigador paso a paso, desde la crítica teórica hasta la práctica curatorial. A continuación, el sumario detalla las etapas clave para llevar a cabo esta labor de rescate y restitución histórica.

¿Por qué el canon artístico sigue centrado en Europa y cómo ampliar la mirada?

El primer paso para rescatar a las artistas olvidadas es comprender la estructura que las borró: el canon artístico. Lejos de ser una lista objetiva de «genios», el canon es una construcción histórica, profundamente eurocéntrica y patriarcal. Como afirma el equipo curatorial de la exposición «El canon revisitado», este «ha sido el más efectivo instrumento de la colonización ideológica». Esta estructura no solo prioriza a los artistas masculinos europeos, sino que impone una jerarquía de valores, géneros (pintura histórica sobre artes «menores») y narrativas que sistemáticamente dejan fuera a todo lo que no encaja en su molde.

Ampliar la mirada implica un acto de decolonización epistémica. No se trata simplemente de «añadir mujeres y agitar», sino de cuestionar los cimientos. Un ejemplo claro es el de la pintora boloñesa del siglo XVII, Ginevra Cantofoli, cuya obra fue atribuida durante más de trescientos años a su maestro, Guido Reni. Su caso, destacado en la citada exposición, demuestra que la exclusión no es accidental, sino un mecanismo activo de la historia del arte tradicional. Para revertirlo, es necesario adoptar metodologías que rompan con la linealidad centro-periferia, como las «historias conectadas» o la «microhistoria», que revelan redes y trayectorias alternativas.

Red visual de conexiones entre artistas mujeres de diferentes continentes representada como constelación luminosa

Como muestra la imagen, debemos pensar en la historia del arte no como una línea recta de influencias, sino como una constelación de redes interconectadas. El trabajo de la investigadora consiste en trazar estos nuevos mapas, que conectan a una artista de Haarlem con una de la Ciudad de México, no a través de un maestro parisino, sino a través de intercambios comerciales, correspondencia femenina o temáticas compartidas. Integrar disciplinas como la performance o la fotografía como herramientas de análisis también permite visibilizar prácticas artísticas que el canon tradicional ignoró por no considerarlas «alta cultura».

Cómo encontrar cartas inéditas que cambien la biografía de un artista conocido

Una vez deconstruido el marco teórico, la labor se traslada al archivo. Es aquí, entre documentos aparentemente mudos, donde se encuentran las pruebas para reescribir biografías y reatribuir obras. La estrategia clave es la «lectura a contrapelo»: buscar a las mujeres no donde se espera que estén (como protagonistas), sino en los márgenes de los documentos creados por y para hombres. Esto implica analizar la correspondencia de artistas masculinos en busca de menciones a sus colegas, alumnas o competidoras femeninas, a menudo referidas por su nombre de pila o en roles secundarios.

Las herramientas digitales han revolucionado esta búsqueda. Bases de datos como Europeana, Archives of American Art o el portal español PARES son minas de oro si se utilizan con astucia. La búsqueda no debe limitarse al nombre de la artista. Es fundamental aplicar técnicas de búsqueda avanzada, rastreando los nombres de sus mecenas, las direcciones de sus talleres, sus círculos familiares (cruzando apellidos de soltera y casada) e incluso los proveedores de materiales de arte. Fuentes alternativas como libros de contabilidad doméstica, testamentos, registros de conventos o pleitos judiciales a menudo contienen la pieza de información que falta para reconstruir una carrera.

Estudio de caso: El redescubrimiento de Judith Leyster

Judith Leyster fue una exitosa pintora del Siglo de Oro holandés, con su propio estudio y miembro del prestigioso Gremio de San Lucas de Haarlem. Sin embargo, tras su muerte, su nombre se desvaneció. Su obra fue sistemáticamente atribuida a su marido, Jan Miense Molenaer, o al célebre Frans Hals. No fue hasta 1893, casi dos siglos después, que el historiador Cornelis Hofstede de Groot, investigando en archivos, logró atribuirle correctamente siete obras. Este redescubrimiento, fruto de una rigurosa investigación documental, no solo le devolvió su autoría, sino que la restituyó como una de las figuras clave de su tiempo, demostrando que el archivo es el campo de batalla principal para la recuperación histórica.

Vida o arte: ¿cuánto peso dar a la vida personal del artista en el análisis histórico?

En 1971, la historiadora del arte Linda Nochlin formuló una pregunta que lo cambió todo: «¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?». Su ensayo homónimo desmanteló la idea del «genio» innato, demostrando que la grandeza artística no surge en el vacío, sino que depende de un sistema de apoyo institucional (academias, mecenazgo, formación) históricamente negado a las mujeres. Esta premisa nos obliga a conectar vida y obra, pero con una precaución fundamental: evitar el determinismo biográfico, que reduce la producción de una artista a una simple reacción a su vida personal (el trauma, el amor, la maternidad).

¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?

– Linda Nochlin, Art News, 1971

El enfoque correcto, siguiendo a teóricas como Griselda Pollock, es analizar cómo las condiciones materiales y sociales de su vida configuraron las posibilidades y limitaciones de su práctica profesional. Por ejemplo, ¿cómo afectó su estado civil (soltera, casada, viuda) a su acceso a encargos públicos? ¿La prohibición de estudiar el desnudo masculino limitó sus temas pero, a su vez, impulsó innovaciones en géneros como el retrato o la naturaleza muerta? ¿La llamada «obra personal» (retratos de hijos, escenas domésticas) era en realidad una forma de práctica profesional encubierta, realizada en el único espacio permitido?

Detalle macro de antiguas cartas manuscritas y pinceles de artista entrelazados sobre mesa de madera

La tarea es identificar cómo las experiencias vitales informan las elecciones temáticas o formales sin caer en un psicologismo simplista. Se trata de analizar la vida no como la causa directa de la obra, sino como el marco de condiciones dentro del cual la artista tomó sus decisiones creativas y profesionales. Esto permite valorar su agencia y su ingenio para sortear obstáculos, en lugar de retratarla únicamente como una víctima de sus circunstancias.

El error de juzgar obras del siglo XVI con la moralidad del siglo XXI

Un riesgo recurrente en la recuperación de figuras femeninas es el anacronismo: interpretar sus obras y vidas a través del filtro de nuestros valores contemporáneos. Si bien es tentador ver en cada mujer fuerte pintada por una artista del pasado un manifiesto feminista, este enfoque a menudo distorsiona la intención y el contexto original. La historia exige empatía, pero también una rigurosa distancia crítica para comprender las obras en sus propios términos. No podemos proyectar la moralidad del siglo XXI sobre las decisiones y representaciones del siglo XVI o XVII.

El caso de Artemisia Gentileschi es paradigmático. Su violación por Agostino Tassi y el posterior juicio son hechos documentados que indudablemente marcaron su vida y obra. Sin embargo, reducir sus poderosas representaciones de heroínas bíblicas como Judith o Yael a una mera «venganza» pictórica es un análisis simplista que le resta agencia profesional. Si bien es cierto que estas obras reflejan una intensidad emocional inusitada, también eran temas populares en el caravaggismo de la época, y su elección respondía a la demanda de sus mecenas y a su ambición por competir en el mercado del arte con los temas más cotizados.

Estudio de caso: Artemisia Gentileschi y la complejidad del contexto

El proceso judicial de 1612 contra Agostino Tassi, que incluyó tortura para «probar» la veracidad del testimonio de Artemisia, tuvo un impacto innegable en su carrera. A partir de entonces, sus obras, como la célebre ‘Judith decapitando a Holofernes’, mostraron una predilección por mujeres fuertes y una crudeza sin precedentes. No obstante, en lugar de ser solo una «denuncia» personal, estas obras también funcionaban como una demostración de su maestría técnica y su capacidad para abordar los dramas más exigentes del repertorio pictórico. Analizarla implica equilibrar el reconocimiento de su experiencia personal con la comprensión de sus estrategias profesionales para triunfar en un mundo de hombres.

La labor del historiador es, por tanto, doble: por un lado, recuperar el contexto original de la obra, entendiendo los códigos sociales, religiosos y artísticos de su tiempo; por otro, analizar cómo esa misma obra ha sido reinterpretada a lo largo de la historia, incluyendo su apropiación por el feminismo contemporáneo. Ambas lecturas son válidas, pero deben ser diferenciadas para no atribuir a la artista intenciones que no pudo tener.

Cuándo entrevistar a los testigos vivos antes de que desaparezca la memoria de una escena artística

No todo el conocimiento está en los archivos. Para artistas del siglo XX y XXI, una fuente invaluable y perecedera es la memoria viva: la historia oral. A menudo, las dinámicas de una escena artística, las redes de apoyo informales, las exposiciones en espacios alternativos y los desafíos específicos que enfrentaban las mujeres no quedaron registrados en documentos oficiales. La única manera de rescatar esta información es entrevistar a los testigos clave antes de que su memoria desaparezca.

El momento de actuar es ahora. Si la artista a investigar desarrolló su carrera a mediados o finales del siglo XX, es probable que sus contemporáneos —otros artistas, galeristas, críticos, coleccionistas e incluso familiares directos— estén en una edad avanzada. La urgencia es máxima. El protocolo de historia oral es una metodología rigurosa: comienza por identificar a estos testigos y preparar cuestionarios específicos que vayan más allá de las anécdotas. Preguntas como ‘¿Quiénes eran las otras mujeres activas en esa escena?’, ‘¿Qué críticas recibían?’, ‘¿Tenían acceso a los mismos espacios que sus colegas masculinos?’ son cruciales.

Estudio de caso: El proyecto de rescate de Diana Larrea

La artista e investigadora española Diana Larrea ha emprendido un exitoso proyecto para recuperar a artistas españolas olvidadas del siglo XX, como Maroussia Valero o Justa Pagés. Su método combina la investigación de archivo con la historia oral y la difusión en redes. Larrea ha demostrado que cada vez que se expone la obra de una artista recuperada, afloran nuevas piezas que permanecían en manos privadas y se activan las memorias de quienes las conocieron. Esto evidencia la escasa investigación proactiva por parte de los museos y la importancia de que investigadores independientes inicien este trabajo de campo antes de que sea demasiado tarde.

Es fundamental abordar este proceso con un protocolo ético claro, obteniendo el consentimiento informado para grabar los testimonios y realizando transcripciones profesionales. El testimonio oral es subjetivo y está sujeto a los caprichos de la memoria, pero al cruzarlo con fuentes de archivo, se convierte en un documento histórico de un valor incalculable para reconstruir el tejido social y profesional de una época.

Cómo rastrear el historial de propiedad de un cuadro del siglo XIX en archivos digitales

El historial de propiedad de una obra, conocido como procedencia (provenance), es su biografía documental. Rastrearlo es esencial no solo para confirmar su autenticidad, sino para reconstruir la carrera de una artista. Una procedencia sólida, que demuestra que la obra fue expuesta, vendida y coleccionada a lo largo del tiempo, es la prueba irrefutable contra el argumento de que una artista «no tuvo éxito» o fue una mera aficionada. Para obras del siglo XIX, esta tarea, antes reservada a especialistas con acceso a archivos físicos, se ha democratizado gracias a la digitalización.

El primer paso es consultar las grandes bases de datos especializadas, que han digitalizado millones de registros de catálogos de subastas, inventarios de colecciones y archivos de galerías. Cada una tiene su especialización, por lo que a menudo es necesario cruzar información entre ellas.

Bases de datos especializadas para rastrear la procedencia de obras de arte
Base de datos Especialización Tipo de documentos Cobertura temporal
Getty Provenance Index Procedencia internacional Catálogos de subastas, inventarios Siglos XV-XX
Archives of American Art Arte estadounidense Correspondencia, documentos personales Siglos XIX-XXI
PARES Patrimonio español Documentos históricos oficiales Siglos XII-XX
Europeana Patrimonio europeo Colecciones digitalizadas múltiples Toda época

Más allá de estas bases de datos, una de las técnicas más reveladoras es la lectura forense del reverso de los cuadros. El dorso de un lienzo es un mapa de su vida: etiquetas de exposiciones históricas, sellos de coleccionistas, inscripciones de transporte y marcas de inventario son pistas cruciales. Por ejemplo, una etiqueta de una exposición en el Salón de París de 1880 es una prueba irrefutable de la carrera pública de la artista. Rastrear cambios de apellido por matrimonio en los registros de venta también puede desvelar obras vendidas bajo el nombre del marido. Esta arqueología del objeto es fundamental para devolverle su historia completa a la obra y, con ella, a su creadora.

Cómo realizar un inventario patrimonial que cumpla con la Ley de Patrimonio Histórico

El objetivo final de toda esta investigación no es solo el descubrimiento aislado, sino la consolidación del conocimiento en un formato accesible y perdurable. La herramienta académica por excelencia para este fin es el catálogo razonado, un inventario exhaustivo y crítico de toda la obra conocida y atribuida a un artista. Esta labor es la que realmente saca a una artista del olvido y la inserta de forma permanente en la historia del arte, proporcionando una base sólida para futuros estudios, exposiciones y valoraciones de mercado. La necesidad de este trabajo es urgente, pues como reveló un colectivo de arte feminista, solo el 5% de las exposiciones del MoMA son de mujeres, mientras el 85% de los desnudos exhibidos son femeninos, evidenciando una brecha de representación abismal.

Realizar un catálogo razonado es un proyecto monumental que, aunque no siempre esté directamente regulado por leyes como la Ley de Patrimonio Histórico española (más centrada en la protección de bienes ya declarados), debe seguir estándares internacionales para garantizar su rigor y utilidad. Normas de catalogación como VRA Core o CIDOC-CRM y el uso de vocabularios controlados (como los del Getty) son fundamentales para que la información sea compatible y localizable digitalmente a nivel global. El catálogo no solo debe incluir las obras maestras, sino también la «obra invisible»: bocetos, estudios preparatorios y dibujos que revelan el proceso creativo de la artista. Además, debe abordar honestamente los problemas de autentificación y atribución, detallando los análisis técnicos y estilísticos realizados.

Plan de acción: Pasos para crear el catálogo razonado de una artista olvidada

  1. Compilación exhaustiva: Crear una checklist de todas las obras conocidas, atribuidas y dudosas, partiendo de bibliografía existente, archivos y bases de datos.
  2. Investigación de procedencia: Documentar el historial completo de propiedad de cada pieza, desde el taller de la artista hasta su ubicación actual, con copias de los documentos probatorios.
  3. Estandarización de datos: Aplicar estándares internacionales de catalogación (VRA Core, CIDOC-CRM) para cada entrada, incluyendo título, fecha, dimensiones, técnica, inscripciones y estado de conservación.
  4. Análisis y contexto: Incluir un análisis estilístico de cada obra, su iconografía, y un ensayo crítico que sitúe la producción total de la artista en su contexto histórico y artístico.
  5. Publicación y difusión: Planificar la publicación del catálogo en formato impreso y/o digital de acceso abierto para garantizar su máxima difusión entre la comunidad académica y el público general.

A recordar

  • Rescatar a una artista no es un acto único, sino un proceso metodológico que va desde la crítica al canon hasta la creación de un catálogo razonado.
  • La investigación combina la «lectura a contrapelo» de archivos digitales y físicos con la historia oral para reconstruir carreras borradas.
  • El análisis debe ser contextualmente riguroso, evitando el determinismo biográfico y el anacronismo moral.

¿Cómo exponer artistas del Sur Global sin caer en la mirada colonial o exótica?

Una vez que la investigación ha dado sus frutos y se ha recuperado la obra de una artista, llega el último y delicado paso: su exhibición pública. Aquí, el riesgo es caer en las mismas trampas del canon que se pretendía criticar, especialmente al exponer artistas del Sur Global. La curaduría decolonial no consiste en insertar a una artista africana o latinoamericana en una narrativa europea, sino en cambiar el propio marco de la exposición para evitar la mirada exótica o colonial. Esto significa rechazar de plano adjetivos como «exótico», «naïf» o «instintivo» en los textos de sala, términos que perpetúan estereotipos y restan profesionalidad a la artista.

La clave es una curaduría colaborativa. Esto implica integrar a curadores, historiadores y miembros de la comunidad local de la artista en todo el proceso. La narrativa debe construirse «desde dentro», utilizando la terminología y los marcos conceptuales propios del contexto cultural de la artista, en lugar de imponer una interpretación externa. Un enfoque eficaz es crear muestras temáticas que pongan a artistas del Sur Global en diálogo directo con sus contemporáneas europeas como pares, no como un apéndice curioso. Por ejemplo, una exposición sobre el retrato modernista podría mostrar en igualdad de condiciones la obra de la maliense Seydou Keïta junto a la del alemán August Sander, analizando sus estrategias compartidas y sus diferencias específicas sin establecer jerarquías.

El objetivo es presentar a la artista en toda su complejidad, como una profesional que participó activamente en los debates estéticos de su tiempo, ya sea desde el centro o la periferia. Implementar herramientas digitales que mapeen sus redes transnacionales de participación —exposiciones en el extranjero, correspondencia con colegas de otros continentes, participación en bienales— ayuda a visualizar su inserción en una historia del arte global y a romper definitivamente con la imagen de la creadora aislada y «primitiva».

Aplicar esta metodología de forma rigurosa es la única vía para que la recuperación de mujeres artistas trascienda la anécdota y se convierta en una verdadera y perdurable reescritura de la historia del arte. El siguiente paso es llevar estas herramientas al archivo y comenzar el trabajo.

Escrito por Silvia Merino, Doctora en Historia del Arte y crítica cultural independiente. Especialista en teoría del arte contemporáneo, iconografía y sociología de la cultura con 20 años de experiencia docente e investigadora.